para ordenar sus piezas, hacen que los niños se fijen en ellas, las observen y analicen comparándolas con el resto para ver dónde encajan según su forma, color, dibujo... Hacen un juego de abstracción, de predicción, de concentración...
Si no tienen delante el modelo que han de construir, los puzzles ejercitan la memoria visual del niño, puesto que tienen que recordar cómo era el dibujo que ahora tienen que recomponer. No obstante, para los más pequeños tener el modelo delante, aunque sea las primeras veces que lo montan, les va a ayudar a elaborar el puzzle.
Junto a la concentración y la memoria, el puzzle también ayuda al niño a trabajar la motricidad fina de los dedos a través de la manipulación de las piezas y del agarre de pinza.
También está demostrado que los puzzles potencian las habilidades espaciales y matemáticas, mejora la inteligencia visoespacial o la habilidad de pensar y percibir el mundo en imágenes, lo cual es un importante predictor del desarrollo de capacidades para la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
Construir un puzle exige lógica y cierto desarrollo psicomotriz, por lo que los más pequeños aún no están preparados, pero sí podemos darles piezas grandes que encajen y que vayan probando... Con ellos podemos jugar a construir sus primeros puzzles, y a los mayorcitos también les gustará jugar en familia.
A continuación veremos cómo a partir de los dos o tres años ya podemos empezar con puzzles de complejidad creciente, empezando por pocas piezas y grandes, y aumentando el número de piezas conforme veamos que son capaces de resolverlos.
Hay que tener en cuenta que los puzzles en tres dimensiones pueden resultarles más complicados a los pequeños, si hay más imágenes en el cubo que les confunden (para formar varios dibujos). Pero a partir de los tres ya pueden probar con nuestra ayuda.
Unos consejos para ayudarlos a montar los puzzles "planos" es empezar por las esquinas, los bordes y finalmente el centro del dibujo.
El mejor puzzle para cada edad
Veamos cuántas piezas están recomendadas para cada edad, aunque hay que tener en cuenta que si el niño está acostumbrado a montar puzzles puede requerir más complejidad antes; por el contrario, otros necesitarán más tiempo si es la primera vez que se enfrentan a un puzzle.- De cero a dos años, menos de cuatro piezas. Lo mejor cuando son bebés es mostrarle un puzzle de dos piezas que esté hecho, después separar las piezas y enseñarle que para que vuelva a aparecer esa imagen inicial tiene que unir las piezas.
- De dos a tres años se puede ampliar el nivel de dificultad, entre cuatro y 12 piezas.
- De tres a cuatro años, entre 12 y 22 piezas. Aquí pueden utilizarse puzzles de letras y palabras si ya empiezan a reconocer el alfabeto.
- De cuatro a cinco años, entre 22 y 48 piezas.
- A partir de los cinco años los niños que ya han jugado con puzzles pueden enfrentarse a juegos de más de 50 piezas.
- Por supuesto, no hay límite para seguir aficionándose a los puzzles, tal vez de adultos sean de los que hacen "cuadros" de mil piezas...
Y aunque sea un juego estupendo para realizar en solitario, pues ejercita la concentración como hemos visto, ello no signifique que no se pueda jugar en grupo, con la familia o los amigos, pues estimula la colaboración y sencillamente nos hace asar un buen rato juntos.
En definitiva, los puzzles infantiles tienen muchos beneficios para los niños, son divertidos y entretenidos, les ayudan en la concentración, la memoria, la motricidad...