Y para conseguirlo, se ha de seguir una serie de criterios que a continuación les exponemos que probablemente, si los plasman en sus aulas, ¡les brindará consecuencias muy positivas!
1. El aula la estructuraremos en distintas zonas de juego o trabajo, que favorezca la diversidad de opciones y la elección por parte del niño. No se puede llevar a cabo un buen proceso de enseñanza-aprendizaje si el aula se compone de un solo espacio lleno de materiales y recursos sin un orden. Como en nuestros hogares la vivienda se divide en zonas, ¡el aula ha de estarlo también! Así al niño le es más fácil comprender el espacio y acercarse a él en función de lo que le interesa.
Ejemplo de organización del aula |
2. Estas zonas de juego-trabajo han de estar claramente delimitadas y diferenciadas, por medio de mobiliario y etiquetas identificativas significativas de modo que el pequeño pueda distinguir fácilmente los límites. ¡El niño debe saber dónde está en cada momento, y así construir la representación mental del aula!
3. Ha de ser una organización flexible, de modo que nos permita una fácil y rápida transformación en función de las actividades y juegos que en ella se vayan a llevar a cabo. Para ello, podemos contar con mesas y sillas plegables, mesas ensamblables, mobiliario fácil de rodar, etc, para modificar los tipos de agrupamientos (actividades individuales, en grupos de 4, en grupos de 8...), aumentar el espacio libre del aula para grandes asambleas o juegos de motricidad, teatro, guiñoles, etc. Un aula fija, estática, cuya organización difícilmente permite el cambio y la innovación no favorece el aprendizaje integral del alumno. El aula debe adaptarse al tipo de contenido que se trabaja en el aula.
4. El mobiliario y los materiales han de ser fácilmente reconocibles y accesibles para que favorezcan la autonomía del niño, y que este no dependa del adulto constantemente para utilizarlos, siempre dentro de unos márgenes obligatorios de seguridad e higiene.
5. Procuraremos instaurar en el aula una gran variedad de zonas que den respuesta a todas las múltiples necesidades e intereses de los pequeños y que, además, favorezcan todas las posibilidades expresivas (zona de juego simbólico, zona de matemáticas, zona de lenguaje, zona de lectura, zona de descanso...)
6. Asimismo, estas zonas del aula deben ser polivalentes en su uso, es decir, nos tiene que permitir utilizarlo con diferentes fines. Por ejemplo, la zona de descanso puede ser utilizada para las actividades en gran grupo o asambleas; la zona de disfraces puede ser empleada para realizar sencillas obras de teatro...
7. El aula tiene que transmitir cierta sensibilidad estética. A parte de hacerla agradable, cómoda y acogedora para los niños, debe transmitir aprendizajes sobre la estética y la artística, apostando por una aula creativa, colorida, llamativa, y, sobre todo, personalizada utilizando para ello las producciones de los niños o aquello que les hace sentir ''como en casa'': es su aula, no un aula cualquiera, y con esto pretendemos desarrollar el sentimiento de pertenencia en ellos. Olvidemos los personajes estereotipados, de televisión, e incluyamos en el aula una decoración propia, ¡hagámosla nuestra!
8. Por último, haciendo referencia a la personalización, el aula tiene que recoger y plasmar la diversidad y pluralidad de personas, culturas, razas, características que en ella conviven, fruto de la heterogeneidad que reina en las escuelas.
sacado de enelcorazondeinfantil.blogspot
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