Me llamo Mateo y tengo dos meses. Puede que mi nombre no te diga nada, pero mi historia es la historia de muchos niños. Y todos necesitamos tu ayuda.
Hace poco los médicos le dijeron a mis padres que tenía Leucemia. Enseguida me di cuenta de que a la gente no le gusta esa palabra y se asusta mucho cuando la escucha.
Yo no la entiendo bien, pero es algo así como que mis células no se reproducen como deberían y por eso tengo que estar mucho tiempo en el hospital hasta que encuentren un donante de médula para mí.
Me han dicho que un donante es una persona que deja que le saquen sangre y la analicen para ver si sus células se parecen a las mías. Y si es así, le llaman para que me dé algunas.
Mi hermano Lucas, que tiene dos años y es muy valiente, quiso ser mi donante, pero las pruebas dijeron que sus células eran diferentes a las mías. Mi madre dice que es porque los dos somos superespeciales y por eso necesito encontrar a alguien que sea tan especial como yo para que me ayude.
Pensé que era fácil. ¡Si es solo dejar que te den un pinchazo! En mis dos meses de vida ya no recuerdo cuántos me han dado a mí y, aunque es molesto, a los mayores no creo que les duela mucho. ¡Si hasta Lucas que es pequeño pudo hacerlo!
Pero me dijeron que no lo es.
Por lo visto la gente dona sangre continuamente, pero no se suelen hacer las pruebas para el trasplante de médula.
Creo que la gente se asusta también de la palabra “trasplante”.
Por eso mi familia ha creado esta web. Para mostraros lo sencillo que es salvar a miles de niños que, como yo, hemos tenido un camino un poco más difícil, pero que queremos tener una vida como la de los otros niños.
Queremos hacernos mayores y aprender muchas cosas. Pero no de leucocitos, neutrófilos , linfocitos u hospitales, no, sino aprender lo que es ir al parque y estar con otros niños sin temor a que por nuestras bajas defensas nos peguen algún virus, jugar con nuestros hermanos, ir a la guardería y poder salir corriendo cuando nos recojan nuestros padres, visitar a nuestros abuelos…, y crecer. Crecer mucho siendo fuertes y estando sanos.
Sé que solo tengo dos meses y aún falta mucho tiempo para que pueda hacer todo eso.
Pero seguro que podré hacerlo si tú me ayudas.
Yo soy Mateo y ésta es mi historia. Pero podría llamarme Juan o Isabel o Pedro, o Luís o Sonia porque muchas personas como yo esperan un donante cada día para seguir con su vida.
Puede que hayas tenido la suerte de no conocer de cerca ningún caso. Pero ya conoces el mío.
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